sábado, 8 de marzo de 2008

El mundo de los césares. Theodor Mommsen.

La semana pasada tuve la suerte de encontrarme en la casa del libro con esta joya. Costó 49€, pero la edición del fondo de cultura económica es buenisima, y son más de 800 páginas con letra pequeñita.

Antes de nada, deciros que, Mommsen junto con Edward Gibbon son los mayores historiadores de Roma. Es más, la lectura de Gibbon es recomendable a todo el mundo, aunque no este especialmente interesado en Roma.

pg 18: "Guilland: 'La Historia de Roma de Mommsen representa dos cosas a la vez: el resumen más luminoso, más exaco y más vivo de las conclusiones a que ha llegado la ciencia histórica sobre las cosas de Roma, y un juicio extraordinariamente parcial de la política romana'"

pg 25: "Y es posible que la tracición nos brinde datos más completos para estudiar la historia interna de la comunidad en los primeros tiempos de la república que para seguir la del imperio; para la primera tenemos el relato, aunque turbio y falseado, de las transformaciones del régimen político, por lo menos en cuanto venían a confluir en el foro de Roma, mientras que la segunda se opera en el siglo del gabinete imperial y sólo trasciende a la publicidad, por regla general, en lo que tiene de indifirente."


pg 39: En general, César ordenó las relaciones entre las dos grandes naciones de su monarquía exactamente lo mismo que sus antecesores republicanos las habían ordenado en la Italia unificada: la nacionalidad helénica fue protegida dondequiera que existía y la itálica ampliada en todo lo posible, adjudicándosele además la herencia de las razas en proceso de disolución. Este régimen respondía a una necesidad, entre otras cosas, porque una completa equiparación del elemento griego y del latino dentro del Estado habría provocado según lo más probable, en plazo muy corto, aquella catástrofe que siglos más tarde desencadenó el bizantinismo."


pg 47: hablando de la sustitución de la republica por la monarquia, con grandes paralelismos a la de Servio Tulio: "A la humanidad le cuesta esfuerzos indecibles alumbrar nuevas creaciones, por lo cual tiende a considerar como una herencia sagrada las formas desarrolladas y tradicionales."

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